Oñati

Universidad de Oñati

Edificios singulares de Gipuzkoa

La Universidad Sancti Spiritus de Oñati pudo presumir de ser la única universidad vasca durante 4 siglos. Está declarado como Monumento Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural

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Denominada oficialmente Universidad del Santo Espíritu (Sancti Spiritus), es un monumento renacentista de la villa de Oñati. Funcionó como primera y única universidad del País Vasco entre los siglos XVI y XX. Tras su clausura se abrió en Bilbao la Universidad de Deusto, primera de las universidades actuales con sede en el País Vasco.

La Universidad de Oñati fue fundada por el obispo y humanista oñatiarra Don Rodrigo Sáez de Mercado de Zuazola en 1540 con el nombre Universidad del Sancti Spiritus bajo la bula del Papa Pablo III. Entre sus paredes se impartían las especialidades de Teología, Leyes, Cánones, Artes y Medicina.

Desde su fundación y hasta 1869 fue una universidad estrictamente católica. Tras la Revolución de 1868 fue la sede de la Universidad libre. Bajo el control carlista se fundó en ella la Real y Pontificia Universidad Vasco-Navarra. A finales de siglo pasó a ser la Universidad libre católica, pero sus puertas se cerraron definitivamente en 1901, dejando al País Vasco sin universidades.

Actualmente, desde 1989, es la sede del Instituto Internacional de Sociología Jurídica (IISJ). El edificio ha sido declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural. Es, junto al Santuario de Aranzazu, uno de los principales atractivos turísticos de la villa de Oñati.

Es uno de los edificios renacentistas más notables del País Vasco, siendo un exponente del arte de transición del plateresco al manierismo purista. En su construcción participaron el maestro cantero Domingo de la Carrera y el escultor Pierre Picart.

Su fachada fue levantada a mediados del siglo XVI por Pierre Picart. Se construyó en primer lugar la portada central, con la entrada principal al edificio. A ambos lados de la portada se encuentran dos pilastrones esculpidos con figuras de bulto, relieves y columnillas, prolongados con torrecillas. La idea de la fachada es plantear al estudiante el ejercicio en valores y virtudes paganas y cristianas, de ahí la combinación de imágenes como Hércules trabajando y de mártires, virtudes y santos como San Agustín y San Jerónimo.

En su interior se encuentra uno de los espacios más característicos y llamativos de la Universidad, su patio. De planta cuadrada, se articula como un patio central que distribuye en su planta baja la capilla, las aulas, la cocina y el refectorio, y en la superior el aula magna y los dormitorios. Las gárgolas, los escudos y los medallones no faltan en este conjunto que se completa con la escultura La Tierra y la Luna de Jorge Oteiza en su mismo centro.