Oñati

Santuario de Arantzazu

Edificios singulares de Gipuzkoa

Ejemplo de arte religioso del siglo XX, el Santuario de Arantzazu es un conjunto arquitectónico único donde se venera a la patrona de Gipuzkoa, la virgen de Arantzazu

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Junto al Santuario de Loyola forma el más importante centro religioso del País Vasco. El santuario católico mariano de Arantzazu está dedicado a la veneración de la Virgen de Arantzazu, patrona de la provincia y que habría aparecido en el lugar en 1468.

Situado a 750msnm, entre montañas y vegetación, está servido por la Orden de los franciscanos. La basílica, principal atractivo del lugar, fue construida en los años 1950. En su conjunto destacan los trabajos de grandes arquitectos, escultores y artistas de relevancia internacional.

Cuenta la leyenda que el pastor Rodrigo de Baltzegi encontró la imagen de la Virgen. Era tiempo de sequía y cuando los vecinos de Oñati bajaron la imagen hasta la villa comenzó a llover.

La ermita de la Virgen pasó de mercedarios a dominicos y, finalmente a franciscanos. El lugar fue pasto de dos sendos incendios, quedando únicamente la virgen como testigo de los hechos.

Es a mediados del siglo XX cuando se pone sobre la mesa la necesidad de construir una nueva basílica con la idea de que fuera un conjunto amplio y de relevancia artística. En el concurso se presentaron más de 40 arquitectos, presentando en total 14 proyectos. Fue seleccionado el presentado pro Sáenz de Oiza y Luis Laorga, del colegio de arquitectos de Madrid. En el proyecto intervienen también Jorge Oteiza (conjunto escultórico), Lucio Muñoz (retablo), Eduardo Chillida (puertas), Fray Javier María Álvarez de Eulate (vidrieras) y Néstor Basterretxea (cripta).

Si bien se bendijo el 30 de agosto de 1955, la Comisión Diocesana de Arte Sacro emitió un dictamen ordenando la paralización de las obras por no seguir los preceptos de la Santa Iglesia en materia de Arte Sagrado. Las obras quedaron inconclusas a la espera de que se levantara el veto sobre el arte del siglo XX.

No sería hasta 15 años después cuando se dio por concluida la construcción. Se dejó inconclusa la fachada principal. Se respeta el friso de apóstoles y se mantiene el conjunto de dos piezas en la parte superior. Este conjunto representa a la Virgen Dolorosa cuando recoge el cadáver de Jesús.

La basílica, que mezcla el arte del siglo XX y la religiosidad, se construyó sobre la antigua iglesia edificada tras el incendio de 1834. Conserva la planta de la iglesia original.

La basílica llama la atención por la talla en punta de diamante que recubre las tres torres que componen el conjunto. Esta talla se erige en clara alusión al espino en el que apareció la imagen de la Virgen. La torre del campanario, más alejada de las otras dos torres, tiene 44 metros de altura y una cruz de 6 metros la corona.

El interior de la basílica se planeó para acoger a mucha gente, de ahí sus grandes dimensiones. Al ábside, decorado por Lucio Muñoz, fue elaborado en cinco meses y sin labor de estudio. Se enmarca en él a la virgen dentro de una alegoría de Naturaleza.

Su importancia social es tal que en él se hizo el llamamiento a la normalización y unificación de los dialectos vascos en el euskera batua en 1968. Su biblioteca y el gran trabajo de publicación de la comunidad religiosa del lugar han convertido a Arantzazu en referente cultural del País Vasco.